Comer manzanas en el embarazo satisface de forma sana el antojo de dulces y responde a las cambiantes demandas de energía y al aumento del apetito. Además la manzana contribuye a estabilizar los niveles de azúcar en sangre.
Regular el nivel de azúcar en sangre para evitar altibajos es la forma fundamental de controlar el aumento de apetito, que puede incrementar o disminuir en las primeras fases del embarazo.
Tener siempre algo en el estómago ayuda a mantener las náuseas a raya y siempre es preferible decantarse por una manzana que otros alimentos menos saludables en el embarazo. El elevado contenido en pectina de la manzana es lo que hace que libere su azúcar tan despacio. La pectina también se adhiere a las toxinas en el instestino y las elimina del cuerpo. Además, la quercetina de las manzanas es un antioxidante beneficioso para las defensas en un momento en el que están especialmente bajas.
Comer cuatro o más manzanas verdes en el embarazo a la semana puede reducir el riesgo de que tu bebé padezca asma. Hay estudios que demuestran que son uno de los factores dietéticos comunes en madres cuyos niños han presentado un buen desarrollo de las vías respiratorias
Por último, las manzanas mejoran también el flujo sanguíneo, llevando oxígeno y nutrientes al útero.
Consejos para comer manzanas en el embarazo
Las manzanas de cultivo no ecológico han sido tratadas con más pesticidas que cualquier otra fruta, así que escógelas ecológicas para reducir la cantidad de toxinas que ingieres. Comer una manzana al día es una forma sencilla de regular tu intestino y evitar el estreñimiento ocasional que puede aparecer durante el embarazo. Si necesitas un poco de ayuda extra, elabora una salsa de manzana añadiéndole ciruelas, ciruelas secas u orejones de albaricoque.