Las sardinas son un pescado que cuenta con gran cantidad de ácidos grasos omega 3, por lo que son muy buenas durante el embarazo. Los ácidos Omega-3 favorecen el desarrollo y el crecimiento del bebé dentro del útero, contribuyendo al desarrollo del sistema nervioso y del cerebro.
Además, los ácidos omega-3 de las sardinas y otros pescados azules, reducen hasta la mitad el riesgo de hipertensión asociada al embarazo, mejoran las funciones posturales, motoras y sociales de los bebés prematuros y tienen un efecto positivo en el desarrollo mental del recién nacido de bajo peso.
Las sardinas en el postparto
Las proteínas que contienen las sardinas, y otros pescados azules, fomentan la recuperación tras el parto y mejoran el estado de ánimo. Además, los ácidos Omega-3 DHA, que son los que se encuentran específicamente en el pescado azul como las sardinas, propician una leche materna saludable y reducen el riesgo de que el bebé padezca déficit de atención, hiperactividad, asma o menor desarrollo cerebral.
Por otra parte, el DHA, combinado con proteínas, vitaminas y minerales ayuda a prevenir la depresión postparto o las sensaciones de falta de felicidad.