Es cierto que durante el embarazo el consumo de grasas saturadas no debe de ser uy elevado, pero, al contrario de lo que mucha gente piensa, tampoco se han de considerar como alimentos prohibidos, aquellos que contienen este tipo de grasas. Las grasas saturadas ayudan al organismo a mantener en equilibrio los ácidos grasos omega 3 y omega 6.

Como apunte curioso, hay estudios que aseguran que aquellas poblaciones que incorporan en su dieta grasas animales, procedentes de la carne, tienen unos niveles más saludables de nutrientes solubles en grasas. Esta investigación se hizo en comparación a otros pueblos que solo consumen una dieta vegetariana. Esto nos ayuda a reflexionar y comprender que las grasas saturadas forman parte de nuestra dieta natural, por lo que no son negativas para nuestro cuerpo.

Podríamos decir, que la clave está en conseguir una dieta equilibrada en grasas saturadas e insaturadas, sin abusar de ellas. Las grasas tienen muchas calorías y son una fuente de energía muy potente para el cuerpo, y al mismo tiempo ayudan al organismo a utilizar algunas vitaminas, hidratos de carbono y proteínas.